lunes, 27 de junio de 2011

La nueva vida de Bellavista Oveja Tomé

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27 de Junio de 2011

Luego de los primeros seis meses de funcionamiento, la empresa textil, propiedad de la familia Sabat, ha duplicado su planta de trabajadores y su producción se exporta al mercado sudamericano.
por Alvaro Guerrero




"Es una segunda oportunidad que me dio la vida", comenta Rodolfo Baeza. El es parte de la nueva etapa que vive la empresa Bellavista Oveja Tomé, que lleva seis meses de funcionamiento, luego de cerrar sus puertas el 21 de enero del 2008.

El hombre, de 73 años, superó las bodas de oro desempeñándose en el rubro textil, al igual que sus antepasados. Y quiere mantenerse en el oficio: asegura que queda aún "mucha tela que cortar" y que esta nueva administración, encabezada por la familia Sabat, le entregó un nuevo impulso a una comuna que posee uno de los más altos índices de cesantía en el país. "Estamos trabajando de manera seria. Ellos confiaron en la gente antigua, que le dio excelencia a la marca. Queremos recuperar la grandeza. Hemos sufrido bastante en la comuna, pero estamos saliendo adelante", agrega el operario, quien se desempeña con ocho personas en el área de terminaciones.

Bellavista es parte de la historia de Tomé. Fue fundada en 1865 por Guillermo Délano, y a través de su historia ha pasado por siete propietarios. El último la adquirió en junio del 2010, luego de tres intentos de remate. La operación significó más de $ 1.535 millones, sumando la maquinaria y los edificios.

El recinto, de más de 72 mil metros cuadrados de terreno, se hace inmenso para los especialistas de la lana y los hilados, pero están trabajando en grupos y los procesos se realizan de manera más cercana, lo que genera vínculos y un buen clima.

En enero pasado comenzaron con 53 personas; ahora van en 110 (en su mejor época se emplearon más de 2.000). Diariamente se ve cómo a la oficina de guardia llegan sobres con currículums. Pero en la empresa son cautos y las nuevas contrataciones se realizan a medida que se va generando la necesidad. La comunidad parece entenderlo.

Juan Carlos Sabat, gerente de Texfina, firma que está a cargo de Bellavista y miembro de una familia que lleva más de 50 años en el negocio de las telas, indica que el proceso ha sido un desafío muy importante. "Estamos hablando de una empresa que es conocida en los cinco continentes. Toda una ciudad está preocupada de su futuro y la prensa también. Tenemos que esforzarnos el doble. Es una misión grande, pero gratificante a la vez", apunta.

En este primer semestre, el balance ha sido positivo, pero ha costado. "Hubo que ordenar todo, echar a andar las máquinas, que llevaban años paradas, y comenzar a producir", comenta. En esta primera etapa de tanteo del mercado, lograron cerrar negocios en Sudamérica, especialmente con Bolivia, donde se han centrado las exportaciones. Hasta ahora, han salido dos partidas al país vecino, que han centrado el 80% de la demanda.

Sabat añade que en lo que queda del año, los objetivos son diversificar los productos que ofrecen, comenzar con la fabricación de paños y competir nuevamente en el mercado nacional. Tarea compleja, pensando en la gran presencia de productos importados de bajo costo. "Hay mucha competencia, pero en la medida en que la gente se vaya convenciendo de que Bellavista está funcionando, nos van a preferir. La gente lleva mucho tiempo trabajando con productos asiáticos y hay diferencias de calidad. Nos exigen hacer cosas más finas, de mejor calidad, como era antes", subraya. Además, quieren volver a ser proveedores para las FF.AA.

"Hay una buena impresión por parte de la industria. Hay una fluida comunicación entre la cabeza y el municipio, estamos en contacto directo. Esperamos que siga así, porque si les va bien, a nosotros igual. Han cumplido el compromiso de reclutar sólo a tomecinos y la fórmula les ha dado resultados. Nos gustaría que el gobierno los apoyara, reemplazando los empleos de emergencia por subsidios a la mano de obra. Eso generaría nuevas fuentes de trabajo y más estables", dice el alcalde Eduardo Aguilera.

Agrega que la zona costera tiene potencial para volver a ser la capital textil. "Están el potencial y el conocimiento. La gente busca calidad, y acá están las condiciones para nuevos negocios. Eso sí, haciendo las cosas bien, como lo han hecho en Bellavista", añade el edil.
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