domingo, 9 de enero de 2011

En edición de lujo publican por primera vez tesoros del Archivo Nacional

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Fecha: 9 de enero de 2011

Documentos históricos Fieles reproducciones en formato facsimilar:




Son 49 documentos fundamentales para la historia de nuestro país. Partiendo en 1544 con la primera Acta del Cabildo de Santiago, la compilación nos lleva a través de casi cinco siglos hasta el año 2005, con la aprobación de las reformas a la Constitución de 1980 firmada ese año.

Antonio Sotomayor

No es que un país sin memoria sea un país sin historia, pero la experiencia de leer un texto que dice: "Mi adorada pero muy desgraciada Mercedes: (...) ten resignación para escuchar que moriré hoy a las once...", directamente de la cuidadosa letra con que José Miguel Carrera escribió a su mujer dos horas antes de ser fusilado logra arrastrar de tal manera al lector que llega a convertirlo en un testigo presencial de la historia.


Carta de despedida escrita por J. M. Carrera a su esposa Mercedes Fontecilla, en su libreta personal el 4 de septiembre de 1821 en Mendoza.

Ese convencimiento hizo que Osvaldo Villaseca, conservador del Archivo Nacional, decidiera llevar a cabo el proyecto Bicentenario "Recorriendo Nuestra Historia: Documentos del Archivo Nacional". Él y sus colaboradores Pablo Muñoz y Luis Martínez seleccionaron en tres meses las 49 láminas finales entre un universo cercano a las 100 mil verdaderas joyas de tinta y papel que resguarda el edificio del número 50 de la calle Miraflores. Los documentos escogidos debían ser capaces de lograr un sintético pero sugerente recorrido político y social a través de la historia de Chile.


Real Provisión otorgada por el rey de España Carlos V, que concede el título de ciudad a Santiago del Nuevo Extremo, el 31 de mayo de 1552. En bóveda


El viaje comienza con la primera Acta del Cabildo de Santiago. Este documento marca el inicio de la soberanía española en América y, por lo mismo, es considerado un texto fundacional en nuestra formación como país. Fue escrita en 1544, y es una reconstrucción de la original que, junto a gran parte de la recién fundada ciudad, fue destruida por las llamas del incendio que provocó el ataque liderado por Michimalonco en septiembre de 1541.

Para Villaseca, este gesto, la exigencia de Pedro de Valdivia a su escribano Luis de Cartagena de reescribir las actas destruidas, inaugura en estas tierras la tradición de casi quinientos años de rigurosa documentación, que finalmente desemboca en la institución que lidera.

En el sótano del edificio, una maciza puerta negra de hierro forjado, que debe ser abierta por dos llaves al mismo tiempo, guarda la entrada a la bóveda: una habitación del tamaño de un gran pasillo, en cuyo interior medidores especialmente instalados en las gruesas murallas blancas vigilan la temperatura y el nivel de humedad. Ahí descansan muchos de los documentos reproducidos en el libro, junto a lo más selecto de nuestro patrimonio documental. Sólo son acompañados por el legado inédito de Gabriela Mistral, recibido en 2007, y por un escritorio antiguo, "para ambientar".

Previa autorización del conservador, sobre ese escritorio se pueden revisar documentos como la pequeña libreta roja en que Carrera escribió esa última carta a su mujer o la Real Provisión con que el rey de España otorga el título de ciudad a Santiago del Nuevo Extremo en 1552. La Proclamación de la Independencia de Chile, el parte enviado por el general San Martín a O'Higgins tras la victoria en Maipú y el Acta de Abdicación de este último. Una carta enviada por Arturo Prat a su mujer, o las siete planas del manuscrito conocido como el "testamento político" del Presidente José Manuel Balmaceda, enviado en 1891 a sus amigos ministros Julio Bañados y Claudio Vicuña antes de suicidarse.



Declaración del gobierno de Chile aboliendo los títulos nobiliarios firmada por Bernardo O'Higgins. 15 de Septiembre de 1817

Todos estos documentos son parte de la serie que conforma esta primera publicación de divulgación general. Anteriormente se habían publicado dos guías o catálogos que permitían un acceso más expedito a la enorme cantidad de información contenida en las dependencias del Archivo. "Pero la idea detrás de este nuevo libro es despertar el interés y la sensibilidad en el público general, no sólo en los eruditos o investigadores, y eso se consigue a medida en que el patrimonio se va dando a conocer", dice el conservador. Se imprimieron 500 ejemplares y sólo 150 están a la venta en Miraflores 50, a 50 mil pesos. Su idea es poder llegar a publicar anualmente una colección similar de facsímiles que presenten los documentos más impresionantes de diferentes temas.

Y hay bastante de donde elegir. Son alrededor de 90 millones de documentos los que almacena el Archivo Nacional, que en Santiago tiene dos sedes: el Archivo Histórico, que conserva originales de entre 1541 y 1900, y el Administrativo, donde se guardan los documentos de los gobiernos desde inicios del siglo pasado.

Las urgencias del Archivo


Testamento de Catalina de los Ríos y Lisperguer, también conocida como La Quintrala, una rica encomendera acusada de maltratar a sus empleados. Fechado en Santiago, 16 de enero de 1665, ante el escribano Pedro Vélez.
Portada del manuscrito "Cautiverio feliz" del maestre de campo Francisco Núñez de Pineda y Bascuñán, de 1673. Relata su estadía de varios años con los mapuches tras caer prisionero en 1629.



Plano de Santiago correspondiente a 1793. Reproducción del original ubicado en el Museo Británico.
Calendario de 1930 alusivo a la publicidad del salitre chileno en Francia.

Asumió hace tres años como conservador, pero lleva más de cuarenta trabajando ahí, así que Osvaldo Villaseca se define como un funcionario de carrera. Sonríe orgulloso al hablar de su responsabilidad sobre ese invaluable patrimonio. Minutos después, la sonrisa se extingue: los más de 20 millones de documentos de la sección histórica están al cuidado de un total de 24 personas, contados todos, desde él hasta los auxiliares del aseo. Y no sólo eso. Ya en 2009 Nivia Palma, ex directora de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, llamaba la atención al Gobierno diciendo que para el 2011 la institución no tendría capacidad para un documento más.

Ahora bien, tras la vigencia de la Ley de Transparencia en 2008 los gobiernos han puesto cada vez más su mirada sobre esta institución, encargada de entregar la información que por ley la ciudadanía puede exigir al Estado. Por eso, el año pasado recibió un 75% más de presupuesto con respecto al año anterior. Y pronto abrirán un concurso público para 35 nuevos cargos.

Pero no todo tiene que ver con un aumento de personal o con mayor inversión en tecnología. Villaseca dice que se necesita más espacio físico, es decir, otro edificio, ya que a pesar de que al digitalizar se ahorra muchísimo espacio, los originales, por ley, tienen que estar. Y al Archivo los documentos en papel, las huellas dactilares de nuestra historia, simplemente seguirán llegando.

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